Arabia Saudita llevó el viernes a medios de comunicación a revisar las instalaciones de crudo afectadas por los ataques que Washington y Riad atribuyen a Irán, mostrando tuberías derretidas y equipos quemados, mientras Teherán prometió amplias represalias si las tensiones se convierten en hostilidades.
El reino ve los ataques del 14 de septiembre sobre sus instalaciones de Khurais y Abqaiq -los peores sobre infraestructura petrolera en el Golfo Pérsico desde que el exlíder iraquí Saddam Hussein incendió campos petroleros de Kuwait en 1991- como una prueba de la voluntad mundial de preservar el orden internacional.
Irán niega estar involucrado en el ataque, que inicialmente recortó a la mitad la producción de petróleo de Arabia Saudita, el mayor exportador mundial. La autoría de los ataques fue reivindicada por el movimiento hutí, un grupo alineado a Irán que combate una alianza liderada por Arabia Saudita en el conflicto en Yemen.
En Khurais, que el ministro de Defensa saudita dijo fue alcanzada por cuatro misiles, a los reporteros de Reuters se les mostró trabajo de reparación en curso, con grúas alrededor de dos columnas de estabilización quemadas, que forman parte de unidades de separación de petróleo y gas, además de tuberías derretidas.
“Confiamos en que volveremos a la producción completa que teníamos antes del ataque (en Khurais) para finales de septiembre”, dijo a periodistas Fahad Abdulkarim, gerente general para la producción petrolera del área sur de Aramco. “Estamos trabajando 24/7 (…) Esto es una colmena”.
Trabajadores que vestían chaquetas rojas de alta visibilidad y cascos blancos se movían por el sitio, un gran complejo del tamaño de varios estadios de fútbol que contienen estructuras interconectadas de tuberías y torres.
Un montón de escombros ennegrecidos yacían en el suelo. Un ejecutivo afirmó que los restos quemados llegaron a cubrir gran parte del suelo, pero que ahora sólo queda un pequeño montículo.
Los ataques intensificaron un enfrentamiento de muchos años entre Arabia Saudita e Irán, que libran una disputa a veces violenta por la influencia en varios puntos cruciales a lo largo de Oriente Medio.
Irán advirtió al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, que no sea arrastrado a una guerra en Oriente Medio y afirmó que enfrentaría cualquier acción ofensiva con una respuesta aplastante.
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