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SALUD Y VIDA

El Polvo del Sahara, ¿es malo o bueno?

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Hoy la región este de Cuba espera otra ola de polvo de Sahara, que podría elevar la sensación térmica promedio, ya alta en el verano en la isla, hasta los 38 y 40 grados Celsius todo a causa de este fenómeno meteorológico que se comporta a veces como amigo y otras como enemigo.

Tormentas sobre el lejano desierto africano suelen lanzar a las altas capas de la atmósfera terrestre olas de ese polvo que ya alcanzan el Caribe y dentro de este mar el oriente cubano.

El Grupo de Óptica Atmosférica de CamagUey informó este miércoles que una nueva oleada de polvo, proveniente del Sahara, arribará durante el día a sus cielos. “El análisis de varios modelos de pronóstico sugiere que las mayores concentraciones de este aerosol atmosférico se registrarán este miércoles y jueves, disminuyendo para el viernes” subrayó una nota en la prensa cubana al respecto.

El reporte agregó que los modelos “muestran una elevada concentración de esas partículas en las superficies de la zona, lo que pudiera afectar la calidad del aire, por lo cual se recomienda una elevada precaución a los ciudadanos”.

Este será el segundo evento de este perfil desde junio pasado, cuando alrededor de un 50% del territorio de Cuba quedó casi completamente bajo una nube de polvo sahariano, por varios días.

Estudios meteorológicos internacionales mantienen un criterio “abierto” sobre este polvo cuando deben clasificarlo como dañino o en el otro extremo, como beneficioso.

“Dicho fenómeno enrarece el ambiente y provoca un calor sofocante, elevando la sensación térmica hasta los 38 y 40 grados Celsius”, observó una fuente meteorológica local, según fue citada por la prensa.

Una virtud del fenómeno señalada es que dentro de los minerales que transporta está el fósforo, que ayuda a fertilizar la tierra. Pero también limita las lluvias y crea sistemas de alta presión.

El Doctor en Ciencias Físicas, Eugenio Mojena, asesor del Centro de Pronósticos del Instituto de Meteorología de Cuba divulgó a la prensa local que las tormentas de arena y polvo de los desiertos del Sahara y el Sahel, en África, alcanzan alturas de tres a siete kilómetros.

Por esa vía “avanzan en dirección oeste bajo el flujo de los vientos alisios, propagándose por el océano Atlántico hasta alcanzar el mar Caribe, Cuba, el sudeste de Estados Unidos, México y Centroamérica”, dijo el experto.

“Vienen cargadas de material particulado PM 10 y PM 2,5 altamente nocivos para la salud humana, y contienen, además, minerales como hierro, calcio, fósforo, silíceo y mercurio.

Además, acumulan virus, bacterias, hongos, ácaros patógenos, estafilococos y contaminantes orgánicos persistentes”, añadió.

Pero, al mismo tiempo, “entorpecen el surgimiento y desarrollo de los ciclones tropicales al crearles un ambiente hostil, incrementado la cizalladura del viento en la altura, que impide al sistema concentrar la energía”, un resultado muy positivo en esta época de huracanes en el Caribe.

Sus buenas cualidades no evitan que incrementen los estados alérgicos, el asma, problemas de la piel y otras enfermedades respiratorias en las personas que estén en su radio de acción. (ANSA)

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