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SALUD Y VIDA

Salud digestiva, una víctima más del cambio climático

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El cambio climático acompañado de otros factores como, alimentación poco saludable y la escasez de agua, hace que incrementen las enfermedades estomacales e intestinales. ¿Pero de qué forma estos factores afectan nuestra salud digestiva?

En primer lugar, la temperatura ideal para el cuerpo humano es de 37º C, pero hasta con pequeñas variaciones puede causar molestias intestinales. Ahora con las altas temperaturas, las hormonas del estrés aumentan, como el cortisol, que altera la fisiología del intestino. Cuando este se eleva, se modifica el tránsito intestinal y favorece a un desequilibrio en la composición de bacterias, virus y hongos del microbioma digestivo. También incrementan la permeabilidad del revestimiento intestinal, una enfermedad que provoca vacíos en las paredes intestinales, permitiendo que las bacterias y otras toxinas pasen al torrente sanguíneo.

Por otra parte, la deshidratación perjudica en alto grado la funcionalidad del intestino. El director de salud gastrointestinal del Hospital Metodista de Houston, Eamonn Quigley, indica: “cuando estamos deshidratados la sangre se desplaza desde el músculo y el intestino hacia los órganos vitales, especialmente el cerebro y el corazón”, lo que significa que aparezcan síntomas de calambres, estreñimiento y absorción lenta de nutrientes.

Otros factores que también influyen son el suelo, aire y agua, estos albergan microbiomas, que con las temperaturas elevadas ayudan a la proliferación de microbios patógenos como listeria, E. coli y Shigella. Las personas la pueden contraer por medio de los alimentos, la piel e incluso inhalando el polvo del suelo.

Asimismo, el sobrecalentamiento global provoca pérdidas en las cosechas, lo que agrava la inseguridad alimentaria. Habiendo muy pocos productos saludables que ayudan al sistema digestivo, tristemente muchas personas con poca accesibilidad recurren a soluciones como alimentos procesados.

Finalmente, los expertos en salud y ecología indican que estas conexiones son complejas y multifactoriales, independientemente de si el país está desarrollado o no, todos estamos propensos a estas patologías, y los efectos ya son perceptibles en la vida cotidiana.

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