Un dispositivo del tamaño de una moneda de 25 centavos que registra la subida y bajada del azúcar en sangre es la última fuente de esperanza —y de entusiasmo— en el creciente interés por la tecnología de salud portátil.
Los monitores continuos de glucosa, pequeños parches que proporcionan información las 24 horas sobre las concentraciones de azúcar en sangre, podrían ser una herramienta para que los estadounidenses “tomen el control de su propia salud”, declaró recientemente el secretario de Salud, Robert F. Kennedy Jr., a los legisladores federales.
“Pueden asumir la responsabilidad”, afirmó Kennedy. “Pueden empezar a tomar buenas decisiones sobre su dieta, su actividad física y su estilo de vida”.
Los dispositivos tienen beneficios que salvan vidas para las personas con diabetes, la enfermedad que se produce cuando el azúcar en sangre se mantiene alto porque el cuerpo no produce suficiente insulina o se vuelve resistente a ella. Esta afección, que afecta a más de 38 millones de personas en EE. UU., aumenta el riesgo de sufrir problemas de salud graves, como enfermedades cardíacas y renales, y pérdida de la visión.
Sin embargo, estos dispositivos han ganado popularidad entre las personas sin diabetes. Las ventas han sido impulsadas por publicistas de alto perfil como Casey Means, nominada a directora general de servicios de salud de EE. UU.
Existe poca evidencia de que los monitores sean útiles para personas con niveles normales de azúcar en sangre, afirmó la Dra. Jody Dushay, endocrinóloga del Centro Médico Beth Israel Deaconess.
Los cuerpos sanos pueden regular eficazmente la glucosa después de las comidas y proporcionar la energía necesaria para funcionar. Los monitores de glucosa pueden llevar a las personas a malinterpretar las fluctuaciones normales de azúcar en sangre que se producen después de comer o hacer actividad física. Además, los dispositivos pueden ser “notoriamente imprecisos”, lo que genera lecturas engañosas, afirmó.
“El problema de usarlos es que se puede estar enfocando la atención y creando una patología cuando no existe”, explicó Dushay.
Esto es lo que hace un monitor continuo de glucosa:
El dispositivo es un pequeño parche, aproximadamente del tamaño de dos monedas de 25 centavos apiladas, que generalmente se coloca en la parte superior del brazo o el abdomen. Se utiliza una aguja para perforar la piel sin dolor y colocar un pequeño sensor.
El sensor mide la glucosa en el líquido subcutáneo y envía una señal cada pocos minutos a una aplicación del teléfono o a una pantalla portátil. Las aplicaciones suelen registrar los niveles de azúcar en sangre y ayudan a las personas a realizar un seguimiento de los alimentos que consumen y cómo estos afectan a dichos niveles.
Cuando las personas sanas consumen una comida que contiene carbohidratos, su nivel de azúcar en sangre aumenta, alcanza un máximo y disminuye en respuesta a la comida.
Un nivel saludable de glucosa en sangre en ayunas para una persona sin diabetes es de aproximadamente 70 a 99 miligramos por decilitro. Un rango de 100 a 126 miligramos por decilitro indica prediabetes y por encima de 126 miligramos por decilitro indica diabetes, según la Asociación Americana de la Diabetes.
En adultos sin diabetes, los niveles de azúcar en sangre pueden ascender a 140 miligramos por decilitro o más en una hora después de una comida, antes de volver a los niveles basales en dos o tres horas, según la asociación. Es una señal de que el cuerpo está procesando el azúcar normalmente.
El año pasado, la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA) aprobó los primeros monitores de venta libre. Desde entonces, han surgido numerosas empresas que los comercializan, afirmando ofrecer un monitoreo de salud intensivo e individualizado. Su costo suele ser de unos 100 dólares al mes.
Han captado la atención de los consumidores interesados en cómo la comida y la actividad física afectan sus niveles de azúcar en sangre. Por ejemplo, Noom, la aplicación para bajar de peso y hacer ejercicio, lanzó el año pasado una función para medir la glucosa en sangre que ha demostrado ser extremadamente popular, según Alexander Fabry, ejecutivo de la compañía.
“La gran mayoría de las personas que usan un MCG no tienen diagnóstico de diabetes”, afirmó.
¿Quién puede usar los monitores?
Estos dispositivos han salvado vidas a personas con diabetes. Y pueden ser útiles para personas con factores de riesgo para la enfermedad, como obesidad, prediabetes, antecedentes de diabetes gestacional o antecedentes familiares de la afección.
Los dispositivos permiten a los usuarios ver cómo ciertas elecciones de alimentos y actividades afectan su nivel de azúcar en sangre casi en tiempo real, explicó la Dra. Alaina Vidmar, especialista en obesidad pediátrica del Hospital Infantil de Los Ángeles.
“Después de una comida copiosa, puedes observar cómo tu nivel de azúcar en sangre aumenta y, de alguna manera, aprender algo sobre ti mismo”, dijo Vidmar. “Por ejemplo, si tomo un refresco azucarado, mi nivel de azúcar en sangre sube muchísimo, muy rápido. Y quizás no me siento tan bien, ¿verdad?”
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