Cada participante recibió una grabadora de voz en la que cada día, al despertarse, debía contar si había soñado o no, si creía que había soñado pero no lo recordaba, o describir el sueño si podía recordarlo.
Los participantes también llevaban un reloj de pulsera de control del sueño que detectaba la duración, la eficiencia y las alteraciones del sueño.
Factores que influyen
Además, al inicio y al final del periodo de grabación de los sueños, los participantes fueron sometidos a pruebas psicológicas para determinar aspectos como los niveles de ansiedad, el interés por los sueños o la propensión a la divagación mental (desviar la atención de la tarea en curso hacia reflexiones internas), y a pruebas de memoria y atención selectiva.
El recuerdo de los sueños, definido como la probabilidad de despertarse por la mañana con impresiones y recuerdos de una experiencia onírica, mostró una variabilidad considerable entre individuos influida por múltiples factores.
El estudio reveló que las personas con una actitud positiva hacia los sueños y una tendencia a vagar por la mente tenían muchas más probabilidades de recordar sus sueños.
Los patrones de sueño también parecían desempeñar un papel fundamental: los individuos que experimentaban periodos más largos de sueño ligero tenían más probabilidades de despertarse recordando sus sueños.
Los más jóvenes recuerdan mejor
Los participantes más jóvenes mostraban mayores tasas de recuerdo de los sueños, mientras que los mayores experimentaban a menudo ‘sueños blancos’ (sensación de haber soñado sin recordar ningún detalle), lo que sugiere cambios relacionados con la edad en los procesos de memoria durante el sueño.
Además, el equipo observó variaciones estacionales: los participantes recordaban menos los sueños en invierno que en primavera, lo que apunta a la posible influencia de factores ambientales o circadianos.
«Nuestros hallazgos sugieren que el recuerdo de los sueños no es una mera cuestión de azar, sino un reflejo de cómo interactúan las actitudes personales, los rasgos cognitivos y la dinámica del sueño», según Giulio Bernardi, autor principal y profesor de Psicología General en la Escuela IMT.
«Estos conocimientos no sólo profundizan nuestra comprensión de los mecanismos que subyacen al sueño, sino que también tienen implicaciones para explorar el papel de los sueños en la salud mental y en el estudio de la conciencia humana».
Los datos recogidos en el proyecto servirán de referencia para futuras comparaciones con poblaciones clínicas y ayudarán a avanzar en el estudio de las alteraciones patológicas del sueño.
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