Los periodistas panameños conmemoran un año más de arduo trabajo en medio de una crisis social que no solamente ha estallado contra el gobierno y la administración del presidente Laurentino Cortizo, sino que además ha puesto aún más bajo la lupa el trabajo periodístico de medios masivos de comunicación e incluso de aquellos “independientes”, que trabajan desde plataformas digitales.
En medio de la actual coyuntura y ante la falta de respuesta oportuna del gobierno, han sido los periodistas, sobre todo aquellos reporteros de “calle”, los que son la cara palpable de los medios frente a la población, quienes en su labor de informar están padeciendo las molestias, odios y sinsabores de una población que exige a sus gobernantes mayor transparencia, tolerancia cero contra la corrupción y una mejor y equitativa repartición de las riquezas del estado.
La labor periodística siempre ha sido bastante perseguida por aquellos que, en su posición de poder, pretenden apagar sus voces, censurar su libre pensar y controlar la narrativa de los hechos. Ante esta situación, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), apoya la postura de que “una amenaza contra un periodista es una amenaza contra la libertad”, partiendo desde la premisa de que cuando se ataca a un periodista por su trabajo, no solo se viola el derecho individual de la libre expresión sino que además, se vulneran los derechos colectivos de la población de acceder a información.
Frases como “por eso es que los matan”, “en otro país ya estuviera muerto”, o bien “no puedes preguntar porque eres funcionario”, esta última expresada por el expresidente Juan Carlos Varela, a un periodista que laboraba en el Sistema Estatal de Radio y Televisión (Sertv), son “bastante comunes”, no obstante esa “normalización”, no tienen la más mínima intención de impulsar al periodista a seguir haciendo su trabajo con ahínco, sino que todo lo contrario.
Es innegable que el ejercicio de la profesión atraviesa un momento difícil, no solo por realidad que atraviesa el país, sino que el deseo social de tener mayor acceso a información que ellos mismos puedan verificar, así como la pérdida de credibilidad del público hacia los medios de comunicación “tradicionales”, y la aparición de las redes sociales, incrementan la supervisión de la población al trabajo y comportamiento del profesional del periodismo. Si nombrar a las ya muy marcadas líneas editoriales que según el entender de la sociedad supone una parcialidad en el trato de los hechos noticiosos.
Sin embargo, no se puede tirar por la borda el trabajo de todo un gremio, por aquellos que olvidan reglas básicas de la escuela de periodismo. No obstante, todos deben reflexionar sobre el tipo de trabajo que realizan, cómo lo realizan y el manejo que le dan.
Un periodismo libre es sinónimo de una democracia sólida. Feliz día del periodista panameño.
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