El pasado domingo 22 de octubre se llevó a cabo en Palenue, Chiapas, México la denominada Cumbre Migratoria, convocada por el presidente de esa nación Manuel López Obrador, en la cual la migración irregular, las causas y posibles acuerdos que llevaran a una “solución” serían el eje central.
Sin embargo, la reunión se basó en las sanciones de Estados Unidos contra Cuba y Venezuela, que de acuerdo con los asistentes es la razón principal por la que millones de venezolanos y cubanos se han desplazado de sus territorios.
El pacto señala que las “medidas coercitivas unilaterales” impuestas contra países de la región —particularmente Venezuela y Cuba por parte de Estados Unidos— contribuyen en gran parte a instigar la migración. Los países firmantes se han declarado en contra de esas sanciones económicas “en tanto son contrarias a derecho internacional y tienen graves repercusiones más allá de los países objetivos”. El pronunciamiento llama específicamente a los gobiernos de Cuba y EE UU a “sostener en el menor tiempo posible un diálogo integral sobre sus relaciones bilaterales”.
Todos los países que asistieron firmaron el acuerdo, a excepción de Ecuador, quien a pesar de que habría confirmado su presencia, no llegó y en una condición diferente Guatemala, que pese a que contó con una delegación del recién electo candidato Bernardo Arévalo, no firmaron por estar en periodo de transición del poder.
En tanto que las delegaciones de Venezuela, Cuba, Colombia, México, Haití, Panamá, Costa Rica, Honduras, Belice y El Salvador, pusieron su firma.
Al encuentro regional no fueron convocados funcionarios de Estados Unidos y Canadá, países de destino de las migraciones latinoamericanas. Fuentes del Gobierno mexicano han informado a EL PAÍS que esos dos países de Norteamérica sí solicitaron estar presentes como escuchas, pero su petición fue rechazada. Tampoco se permitió el ingreso de representantes de la ONU, organismo que también manifestó su interés en acudir. Las fuentes mexicanas han afirmado que la intención es mostrar que se trata de una solución latinoamericana al problema migratorio. Los acuerdos alcanzados, eso sí, serán posteriormente comunicados a EE UU y Canadá.
Algunos de los acuerdos alcanzados en esta cumbre fueron el compromiso de que se promueva el comercio interregional, eliminando aranceles entre los países; combate al crimen organizado trasnacional y al tráfico de personas, fomentando la cooperación en seguridad; que en las rutas de tránsito se brinde protección prioritaria a mujeres y niños; que se amplíen las vías regulares de migración, con énfasis en lo laboral. Igualmente se propone la colaboración en materia de petróleo, gas, electricidad y energías renovables, y que se impulse una armonización de normas internas para crear una agencia de medicamentos de América Latina. México ha ofrecido a los países de la región su asistencia técnica y experiencia en programas de financiamiento como Sembrando Vida y Jóvenes Construyendo el Futuro.
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